La medida de la presión arterial en la consulta y en casa pueden utilizarse de forma complementaria. Muchos médicos que tratan la hipertensión aconsejan a sus pacientes que se tomen la tensión en su domicilio porque, según explica Nieves Martell, jefa de sección de la Unidad de Hipertensión y Factores de Riesgo del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid, “ayuda a conocer la situación de la presión fuera del influjo clínico”. De esta manera, se evita la temida hipertensión de bata blanca, que es el aumento transitorio de la presión arterial debido al estrés que genera la presencia del profesional sanitario (médico o enfermero).

Maria Antònia Vila Coll, coordinadora del Grupo de Hipertensión Arterial de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y comunitaria (Camfic), apunta que la presión arterial “tomada en casa es mucho más reproductible que la obtenida en la consulta, puede mejorar el cumplimiento del tratamiento, nos da un perfil tensional diurno y nos permite diagnosticar la hipertensión fuera de la consulta que antes se llamaba enmascarada, es decir, controlada o normal en la consulta y alta fuera de ella”.

Pautas para una medición correcta

La toma de la presión arterial en casa aporta una información muy útil que ayuda al médico a “afinar el diagnóstico y ajustar la medicación”, señala Martell. Por eso es importante hacerlo de forma adecuada y teniendo en cuanta que “la regla de oro es estar relajado”. Estas son las principales pautas que hay que seguir:

  • Evitar el consumo de alcohol, tabaco o café durante la hora previa a la medida.
     
  • Vaciar la vejiga de orina antes de la medida.
     
  • Escoger un ambiente tranquilo, sin ruidos y con temperatura agradable.
     
  • Minimizar la actividad mental y no hablar.
     
  • Reposar sentado unos 5 minutos antes de realizar la toma de presión.
     
  • El manguito debe colocarse sobre la piel (sobre el brazo sin ropa) entre 2 y 3 centímetros por encima de la flexión del codo.
     
  • Se debe adoptar una postura cómoda, apoyando la espalda en el respaldo de la silla y sin cruzar las piernas.
     
  • Colocar el brazo relajado en la posición correcta: a la altura del corazón (por ejemplo, apoyado sobre una mesa.
     

¿En qué momento y cuántas veces al día?

Martell precisa que, generalmente, se pide al paciente “que se tome la presión un mínimo de tres días a la semana: uno en el fin de semana y los dos restantes entre semana”. Siguiendo ese esquema, cada día deben hacerse dos medidas: una al levantarse y antes de tomarse la medicación y la otra 12 horas después, también de forma previa a la ingesta de fármacos.

Cada vez que se mide la tensión hay que hacerlo dos o tres veces separadas por entre uno y tres minutos. Es imprescindible llevar un registro escrito para mostrárselo al  médico o enfermera cuando lo solicite. En él se anotará la presión arterial sistólica (PAS), la diastólica (PAD) y la frecuencia cardiaca (FC), así como la fecha y la hora en la que se ha medido.

Cómo elegir el tensiómetro

El aparato de medida o tensiómetro debe estar validado por las sociedades científicas de hipertensión. “No todos los aparatos de tensión son útiles y tendríamos que rechazar los de muñeca”, resume Vila. La Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión Arterial (SEH-Lelha) dedica una sección de su página web a informar sobre los tensiómetros que cuentan con aval científico.

Uno de los requisitos que resalta Martell es que el manguito sea el adecuado para el brazo de la persona que lo va a usar. Hay tres tamaños: niño, adulto y obeso.

¿Automedida o con la ayuda de otra persona?

La toma de la presión en casa recibe en el entorno médico la denominación de AMPA, es decir,  automedición domiciliaria de la presión arterial. Por lo tanto, suele ser el propio paciente el que la lleva a cabo. No obstante, Vila aclara que “también es útil que la tome otra persona de su entorno que esté entrenada”.

¿Ante qué cifras de tensión hay que consultar al médico?

La cifra de 140/90 mm Hg es el umbral general a partir del cual se considera que una persona es hipertensa. Sin embargo, tal y como apunta Martell, es conveniente que sea el médico el que determine las cifras más adecuadas para cada persona. En este sentido, aclara que “a los muy ancianos se les deja un margen mayor que a los jóvenes”.

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